JOSÉDELAFUENTE. Inauguración de Daniela Libertad

Imaginémonos siendo línea, somos puntos moviéndonos en el espacio ¿Cuál espacio? el del universo, el de la hoja de papel, el de una coma, el de una pausa entre pensamiento y palabra enunciada, el espacio que usted prefiera querida y querido lector, pero imaginémonos ahí. Es usted uno y mil puntos al mismo tiempo, vibrando, soy yo uno de esos puntos y también me multiplico por mil, comencemos el recorrido.

Van apareciendo preguntas sencillas, tienen una estructura muy básica pero lo suficientemente fuerte y flexible para aguantar los zarandeos de un proceso de pensamiento. La pregunta ordena, estructura, acompaña, empuja y obliga a atender, después abraza.

¿Qué moverá a un punto? ¿Cuándo comienza una línea? ¿Cómo se construye una forma?

Me acompañan el trabajo, el dibujo, miles de trazos en una pequeña y brillosa superficie, polvo de grafito en el ambiente, manos sucias que manchan las paredes, el video, los objetos que se hacen imagen, el tiempo que corre, las plantas, la luz de mañana, los sonidos, preguntar, escuchar, escribir, las pláticas con Lukas mientras desayunamos, trapear por las mañanas, tomar té negro y té verde, mi chamarra morada, las ventanas grandes, una mesa de madera, una silla alta, música, carpetas para escribir, tiempo de guardar, tiempo de mostrar, alfileres, papel, lápices de color, cera de abeja, dormir y despertar temprano.

Conocí a una coleccionista que atravesó una temporada de varios años en los que no podía ver piezas que tuvieran círculos, se sentía incómoda y no soportaba mirarlas. Pensé en la línea de la circunferencia, tensa todo el tiempo, sin quebrarse en ángulo para descansar un rato antes de volver a agarrar camino; la suya debe ser una identidad agotadora.

Hace tiempo, asustada ante la idea de lo superficial me pregunté ¿Cómo se llega a lo profundo? como si lo profundo fuera un lugar y no un estado, entonces intenté reformular la pregunta ¿Cómo se está profundo? Imagino a lo profundo orgulloso de su larguísima distancia ante todo lo que quiera atravesarlo pero penoso ante la inevitable presencia de su propio fondo. El fondo es también superficie.

Querida y querido lector, gracias por venir.

Daniela Libertad