En toda huida hacia arriba sólo puede esperar un final, la caída. Y cuanto más alto sea el balaustre que nos sostenga más fuerte será el golpe al caer. La obra quiere ilustrar la situación política actual. El sueño democrático, que como un perro amenazado, ha emprendido su huida hacia delante hasta vislumbrar que todo ascenso tiene su fin. En esta situación sólo nos queda mantener el equilibrio para evitar la caída. La figura del perro vaciada en cemento quiere reflejar la ilusión de seguridad creada a partir del esplendor de la construcción en los años previos a la actual crisis. A su vez, la escalera de madera que funciona como soporte o pedestal viene a representar la idea de un ascenso truncado. El punto y seguido de una situación de ilusoria estabilidad, el fin del desarrollo y la hora de enfrentar la realidad. De nuevo es el animal quien nos muestra los límites de nuestra naturaleza, la realidad de nuestra existencia. No somos dioses, sino animales.