Museo Patio Herreriano | Inauguración exposición de Manolo Laguillo: Valladolid. Aquí y Ahora

En las más de 150 fotografías que el fotógrafo madrileño afincado en Barcelona ha tomado en Valladolid en tres fases diferentes del último año (otoño, invierno y primavera), ha planteado un proceso de trabajo que ha bebido tanto de lo afectivo como de las fuentes de las que por lo general se nutre su quehacer. A la metodología precisa y rigurosa con la que aborda su práctica suma ahora el recuerdo de sus paseos infantiles –de niño visitó con frecuencia a su familia, que vivía en nuestra ciudad- y los cambios que percibe en la ciudad le provocan tanto asombro como curiosidad por saber qué motiva que Valladolid sea lo que algunos expertos consideran uno de los casos de estudio más interesantes en el campo del urbanismo reciente en nuestro país.

La ciudad es el escenario en el que Manolo Laguillo ha realizado sus trabajos más conocidos, aunque también se ha asomado a otras tipologías de espacios de variada significación. Si bien ha acudido con cierta frecuencia al color, las fotografías en blanco y negro de contraste notable son la seña de identidad de una obra que tiene sus orígenes más reconocibles en los paseos por la Barcelona de los setenta tardíos, acompañando en muchos casos a Humberto Rivas, a quien tanto quisieron Laguillo y no pocos compañeros de generación. La Barcelona preolímpica pronto se constituiría en motivo predilecto como lo harían también espacios menores de ciudades no siempre necesariamente notorias por algo y conocidas más bien por cosas que no siempre despiertan la atención de nadie. Ese detalle imperceptible en la realidad es el que da sentido a las fotografías de Laguillo, y esta ha sido una constante en su trayectoria, como demuestra el conjunto de fotografías de otras ciudades, como Lleida, Trieste, Berlín o Girona, que acompañan a sus recientes fotografías de Valladolid.

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