Isidro Blasco, Variaciones en la superficie | Galería Ponce+Robles | Inauguración, jueves 14 de septiembre
La Galería Ponce+Robles inaugura "Variaciones en la superficie", exposición individual de Isidro Blasco.
Jueves 14 de septiembre, 19:00 - 22:00h. Inauguración conjunta Arte Madrid.
Del 14 de septiembre al 9 de noviembre.
Alameda, 5. Madrid.
VARIACIONES EN LA SUPERFICIE
DE RE-GRESO A ÍTACA
“Variaciones en la superficie” es una nueva colección de Isidro Blasco que fusiona la arquitectura y la escultura, llevando al espectador a un viaje a través de múltiples dimensiones, trasladando su obra desde la figuración volumétrica a un extraño regreso epopéyico hacia la escultura clásica en una clave de conceptualismo “ism”. Ism entendido desde los movimientos creados en sucesión durante todo el siglo XX, definidos por Mario De Micheli en su obra “Las vanguardias artísticas del siglo XX”. Siglo dorado para el arte en el que nacieron más movimientos y corrientes que en cualquier otro periodo de la Historia del Arte bajo estudio occidental.
En su obra, generalmente, Blasco, utiliza materiales diversos y técnicas híbridas para crear estructuras tridimensionales que desafían los límites tradicionales del arte. Cada pieza invita a sumergirse en un universo propio, donde la realidad se entrelaza con la imaginación. Si bien esto es así, y se mantiene esta clase de estructura, no es tanto la imagen fotográfica, que hasta ahora había mantenido una importancia cardinal, sino la propia forma la que cobra importancia. La presencia del volumen era un factor identitario en la obra de Isidro Blasco. Ver cómo la imagen se viene hacia el espectador, como la escultura envuelve la mirada, como se crea un pequeño trampantojo de la realidad a través de una escultura envolvente. Pero en esta serie, aunque indudablemente el volumen existe, no se trata de eso. En palabras del propio artista: “es una vuelta a la escultura clásica”. Y realmente, al ver esta serie de variaciones en la propia superficie de la escultura, uno puede entenderlo así. Las estructuras son dinámicas, tienen movimiento, insinúan el propio escorzo a través de las torsiones de la madera en combinación con la imagen. Es, al fin y al cabo, una revisitación, un regreso hacia las claves de la escultura clásica helénica, a través de una odisea contemplativa que refleja los propios conflictos internos del artista, el afán de investigación, de llevar el espíritu de su obra más allá.
Al mismo tiempo, e introduciendo el concepto anterior de los “ism”, la obra de Isidro Blasco se acerca hacia el cubismo (cubism) en su etapa más críptica. Las estructuras, antes respetadas y reconocibles, las ciudades infinitas, los planos picados, los edificios levantados, las calles, las plazas y las personas, pierden toda definición. Los colores se vuelven preeminentemente negativos. El tema de la alteración de los colores en la obra de Blasco, que en pasadas conversaciones con el artista hablaba sobre la subjetividad de la memoria del propio espectador, pasa, al igual que en una escultura griega a la policromía por el mero hecho de la ornamentación. La búsqueda de la estética más allá de la forma. La alteración de la realidad a favor de la expresión en una suerte tintes que se acercan mucho a la abstracción a través del color y el contenido de la imagen. De igual forma, las estructuras, antes ordenadas y reconocibles pierden toda lógica. Nos vemos del revés en el mundo de Isidro, sin poder recorrer como antes sus esculturas. El orden se desvanece para dar paso a un fenómeno mucho más singular: el descubrimiento. La no evidencia de la imagen excita la imaginación del espectador, que se descubre inclinándose, torciendo el cuello, agachándose, entrecerrando los párpados, imitando la torsión y el movimiento de el objeto contemplado. ¿Es quizás esta serie de Isidro Blasco una escultura sobre el espacio onírico? Es, tal vez, la consecución de una escultura surrealista (surrealism).
Se ha llegado de nuevo a los valores más clásicos de la escultura, pero, al igual que Ulises en la Odisea homérica, Blasco nos trae una escultura transformada. Es el camino de todos estos siglos, de la experiencia del propio artista, la que trae en red de arrastre todo este cambio. La evolución de los conceptos e ideas supone, si uno se dedica al arte de corazón, algo inevitable.
Álvaro Talarewitz.
Más información https://poncerobles.com/es/expo/variaciones-en-la-superficie-isidro-blasco