ENG

 

Buscar

 

contacto

Contactar con el IAC

Galería Fernando Pradilla | HOY! ENCUENTROS. Rodriguez Silva

 

ENCUENTROS 

Hoy, jueves 26 de Enero de 2023. 20h.

Hoy jueves 26 de enero con motivo de la exposición Una versión casi aproximada, tendrá lugar una conversación entre el crítico de arte Francisco Carpio y Rodriguez Silva en la Galería Fernando Pradilla. C/ Claudio Coello, 20. 28001 Madrid

Cuando el pintor francés Maurice Denis, miembro del grupo de los nabis, acuñó en 1890 -recogiendo en realidad reexiones ya anteriores de Hippolyte Taine- su bien conocida denición de pintura: Recordad que un cuadro, antes de ser un caballo de batalla, una mujer desnuda o una anécdota cualquiera, es esencialmente una supercie plana cubierta de colores reunidos con cierto orden”, en gran medida, y probablemente sin tener plena consciencia de ello, estaba sentando algunas de las bases fundamentales del cambio de paradigma en el arte moderno, esencialmente en la pintura. El cuadro, así, pasaba de ser ventana o espejo de representación de una realidad, obviamente siempre gurativa y sometida a la tiranía de la mímesis aristotélica, a convertirse en un objeto, con sus propias reglas formales y plásticas, un ente físico tangible, mesurable, visible, existente en sí mismo, con independencia de sus plausibles pero discutibles lecturas temáticas, narrativas y simbólicas. Juzgo estas consideraciones adecuadas y pertinentes a la hora de enfrentarnos con la obra de Miguel Ángel Rodríguez-Silva (Olivares, Sevilla, 1960), un artista que claramente apuesta por percibir y concebir su pintura a partir de la pura cualidad objetual que esta puede detentar, sin necesidad de reducirse a estrategias gurativas, descriptivas o hermenéuticas. Esta sicidad que puede sentirse y -literalmente- palparse se inscribe de una manera consciente y deseada en su elevada temperatura material. Una materia que reside no solo en los propios ingredientes de su cocina pictórica, sino igualmente en los distintos soportes sobre los que estos se aplican. Así, puede percibirse una voluntad de dialogar con las diversas supercies, sean papeles, cartones, o láminas de aluminio, creando juegos de calidades táctiles, en las que lo gestual y también lo azaroso -él mismo ha llegado a denominarlas en ocasiones “accidentes”- dejan claramente oír su voz y su visión. En esencia, se trata de buscar una dimensión estética otra, y además, por usar sus propias palabras, “incidir en la persuasión, e incluso en el erotismo de las supercies”. 

Aunque el soporte pues, y todas las diversas opciones sintácticas que desde un punto de vista matérico ofrece su polisémica epidermis es claro protagonista, la presencia del color como elemento visual y sensorial no puede ser ignorada. Un espectro cromático bastante económico y limitado, que actúa como otro factor tectónico de interés en la construcción de su pintura, y que tiene sus principales referentes en el naranja, junto al rojo, el blanco y unos trabajados matices próximos al negro, que vibran en casi imperceptibles pero plausibles tonalidades. Desde el punto de vista genealógico, Rodríguez Silva pertenecería a un linaje de artistas deudores de algunas de las principales mecánicas expresivas características de la pintura americana de la segunda mitad del siglo XX. Pienso obviamente en el minimalismo, y por tanto inevitablemente en el austero mantra predicado por Donald Judd, gura capital de ese movimiento: “Nada de alusiones. Nada de ilusiones”, pero también en los campos de color (Color Fields) enraizados en Rothko, y por qué no también en ciertas estrategias procedentes de la abstracción postpictórica. En este nuevo proyecto expositivo presenta una serie de diferentes registros plásticos que en buena medida vienen a incidir en sus últimos trabajos. Por un lado, un conjunto de pinturas al óleo sobre papel, aglutinadas en dos grupos de obras, Los Llanos y Nuevas Distancias, que ejemplican ese interés ya señalado por los juegos de texturas a partir de fragmentos modulares que cubren, total o parcialmente, las supercies. Junto a estas creaciones bidimensionales investiga otras posibilidades expresivas y nos propone asimismo obras que participan ya de una cierta identidad volumétrica. Se trata de Frontal en Fuga, elaboradas aplicando pintura acrílica sobre chapas de aluminio-vanadio que además recorta y pliega con distintas formas, creando piezas que, aún consideradas por él también como pinturas, incursionan ya de alguna manera en el volumétrico reino 3D, y a su vez, espacios en el espacio, dialogan con el entorno que las acoge. Estos trabajos los alterna del mismo modo con otras obras de pequeño formato, igualmente realizadas con pintura en emulsión acrílica sobre soporte de aluminio. Finalmente, y esta es sin duda una de las principales novedades que podemos ver, muestra una serie de modelos en cartón, como una suerte de prototipos, que le sirven como punto de partida y laboratorio de experimentación para desde ahí generar, tanto bidimensional como tridimensionalmente, sus futuras piezas pictóricas. Estas versiones o bosquejos señalan y acentúan el carácter procesual y experimental, un aspecto que asimismo resulta notable en su quehacer artístico.