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Galería Artizar | ARTESANTANDER 2024 | Alejandro Correa

Alejandro Correa. Encuentro, 2024, Acrílico sobre lienzo en tabla.

Una vez más la Galería Artizar participará en la feria de arte contemporáneo Artesantander que se celebra en el Palacio de Exposiciones y Congresos de la capital cántabra. Se trata de la edición 32 de esta feria y su propuesta será un solo-project del joven artista Alejandro Correa (Tenerife, 1984).

Correa es ya uno de los artistas destacados de la galería y tanto su deriva pictórica como su prometedora carrera hacen que cada proyecto en el que se embarcan juntos sea todo un éxito y en esta ocasión podremos disfrutar de sus últimos trabajos realizados en su estudio de Galicia.

Proyecto.

Hay artistas contemporáneos cuyos trabajos, a priori, podrían ser confundidos con artistas de vanguardias pasadas. Descubrir que son contemporáneos, jóvenes y prolíficos, nos obliga a ejercer una lectura contemporánea sobre el hallazgo de encontrarnos con su obra y nos fuerza, inevitablemente, a intentar comprender las corrientes que en algún momento fueron precisamente a contracorriente, desde una nueva perspectiva.

Esta especie de trabalenguas o bucle mental se entiende plásticamente cuando nos enfrentamos a la obra de Alejandro Correa (Santa Cruz de Tenerife, 1984), ya que sin ubicar en el tiempo podría parecer que estamos ante el hallazgo de un post-romántico, un disidente de los ismos presentes que se conecta con los pasados.

Los paisajes de Correa nos trasladan estéticamente al siglo XIX y al momento en el que la industrialización y el romanticismo competían en un estallido de posibilidades antagónicas que estaban obligadas a convivir en un mundo en constante cambio. Paisajes que absorben cualquier indicio de civilización, que abruman ante una inmensidad que puede provocar un efecto hilofóbico, ante la grandeza de esos espacios que son incontrolables para el humano que, en plena revolución pretende controlar los acontecimientos del mundo y hasta a la propia naturaleza sometiéndola a su favor.

Esta dualidad del XIX la podemos encontrar en sus pinturas, no sabemos si esconden luz u oscuridad, si están desenfocándose o enfocándose, si el paisaje o las figuras aparecen o desaparecen. Deberemos hacer un ejercicio interno que nos ayude a comprender y descifrar de qué lado nos queremos posicionar.

El dripping que fondea sus cuadros marca el ritmo de la partitura estética que luego va componiendo con las pinceladas que describen el paisaje, las emociones, y configura así una gran obra compuesta de pequeños y grandes formatos que permiten al espectador decidir en cuál de ellas sumergirse, o incluso perderse, a plantearse las mismas cuestiones con las que comenzábamos este texto.

Demos un paso más allá y entendamos la dificultad de un artista contemporáneo de ir contracorriente en un mundo actual. Un mundo de post-verdad, cargado de imágenes a cada instante, nítidas, realistas y en el que el consumo estético está saturado a su vez de filtros para embellecer la realidad de lo existente, de lo que nos rodea, de lo que podemos intuir como verdad y que, en el fondo, refleja una gran mentira. Las imágenes que consumimos no están solo filtradas por la mirada del autor, sino también por multitud de posibilidades que contienen nuestros aparatos móviles, nuestros ordenadores, produciendo una extraña ficción que puede parecernos real. Correa va en dirección contraria, directamente filtra, sin engañarnos; no pretende vendernos una verdad evidente, pretende hacernos ahondar en la nuestra propia ante la imagen que nos propone, compuesta de forma totalmente contraria, es decir la base serán los filtros, las capas, los recuerdos, como un collage de matices en el que finalmente será el propio espectador el que encontrará la realidad que contiene la obra.

En un mundo distópico como el que estamos viviendo hay un pequeño lugar para volver a Thoreau y a una de sus frases, la del encabezado de este texto: “El mundo no es sino un lienzo para nuestra imaginación”.

Y ahí es donde la pintura de Correa nos centra, nos enseña que la posibilidad de generar nuestro propio universo está en nuestras manos y, en este caso, su pintura no es sino el reflejo de que su mundo, creado con sus filtros, construido por sus retales, puede convertirse en una escena tan íntima como universal del imaginario personal y colectivo en la sociedad actual.

Noemí Méndez
 

Alejandro Correa. Sin título (2021), Acrílico sobre lienzo en tabla, 33 x 41 cm.

 

A lo largo de su evolución creativa, Alejandro Correa se ha ido distanciando de la escena. Desde los sombríos personajes rodeados por asfixiantes muros invisibles, la propia realidad da un paso atrás para tomar aire y perspectiva, permitiendo al ajeno observador disfrutar de una sensualidad natural y enrevesada. De la persona y sus aristas, a la ondulante belleza de su entorno. De la compleja voluptuosidad a la templada infinitud de horizontes reflexivos.
En sus trazos se esconden historias personales impregnadas de nostalgia, riquezas y penumbra. Piezas que sirven de ancla para el alma y a la vez conminan a desviar repentinamente la mirada, como el esquivo movimiento de una sombra en un callejón decimonónico.
Porque cada pintura de Alejandro Correa es el resultado de una comunicación íntima y sincera entre la obra y el artista; una charla sobria y contenida que destila un romanticismo propio de épocas pretéritas, muy en consonancia con el genio del pintor, cuyo proceso creativo enmascara una espontánea coherencia y una autenticidad casi visceral.
Más allá de eso solo existe la naturalidad de quien nunca ha pretendido otra cosa que ceder con gusto parte de su alma.
En su incipiente carrera ya lo contemplan exposiciones institucionales en el Museo Cabrera Pinto de Tenerife, Espacio Arte Contemporáneo de La Habana o individuales como la realizada la Galería Stunt (2013), las realizadas en la Galería Artizar en 2016, 2019 y 2022 o la realizada para la SAC (Sala de Arte Contemporáneo del Gobierno de Canarias). Además de Ferias de arte Contemporáneo como Estampa o Hybrid.

 

Exposición actual en la galería.

 

Paula Valdeón

Hasta el 3 de agosto.

Exposición individual con la obra más reciente de la artista Paula Valdeón (Badajoz, 1992).

Más información artizar.es