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La Galería Ansorena presenta "Un viaje de 50 años" de Guillermo Oyágüez Montero

Guillermo Oyágüez Montero (Málaga, 1970) expone en Ansorena en la reapertura de la galería y hasta el próximo 17 de julio.

Han pasado 20 años desde su primera exposición individual en Ansorena y 50 desde su llegada al mundo. La muestra, bajo el título Un viaje de 50 años, repasa su vida como un viaje donde todo lo que ha pintado son lugares visitados, situaciones vividas y series vistas.

Nos da a conocer todo su último trabajo, muchos de los cuadros han sido terminados casi en directo para sus seguidores en las redes sociales durante el confinamiento. Es esos días hemos podido, en cierta forma, adentrarnos en su estudio virtualmente, ver los objetos que le rodean, conocer un poco más sobre su técnica y también sobre su vida. Ese es el motivo por el que ahora, que ha llegado el momento de la apertura de su exposición, si como de una mudanza se tratara, ha traído pieza a pieza su estudio a la propia galería: el caballete, el camastro, las fotos, libros y recuerdos de sus estanterías, incluso las estanterías. De esta forma Guillermo no sólo ha compartido su estudio virtualmente, también lo hace ahora de forma física, mientras disfrutamos de sus pinturas en la galería, también podemos cotillear entre sus objetos y hacernos una idea más acertada de su proceso creativo.

Tal como él mismo escribe en el texto introductorio del catálogo:

“Espero que os guste esta exposición. Agradezco vuestra visita, más aún en estos tiempos que corren. Nada virtual igualará a una pintura en directo, se podrá confundir lo uno con lo otro, pero la verdad siempre será la verdad.”

Hasta ahora, normalmente, el artista nos sorprendía con un nuevo tema en cada exposición. Cómo celebración de sus cincuenta años en esta muestra ha unido cinco de los temas que más le han inspirado: el mar, los corales, los viajes, las caravanas y Netflix.

Oyágüez supera la figuración al uso y aunque sus pinturas se centran en ciertos detalles concretos, nunca resulta evidente, y el espectador ha de poner parte de su imaginación para completar la obra.