ENG

 

Buscar

 

contacto

Contactar con el IAC

Galería Adora Calvo | KILL YOUR IDOLS, Luis San Sebastián

Se complace en invitarle a la exposición:

KILL YOUR IDOLS
de
Luis San Sebastián

Inauguración: 12 de noviembre - 12:30h

Comisario: F. Javier Panera.
Co-comisarios: Antonio Matei y Ainoa López Riesco.

 

Screaming Fields of Sonic Love
Luis San Sebastián. El rock, el arte... y todo lo demás...
Las bases conceptuales sobre las que se han edificado los contenidos de la exposición de Luis San Sebastián que lleva por título: Kill Your Idols, surgen de una serie de conversaciones en torno a los paralelismos entre la muerte del rock y la muerte de la pintura mantenidas entre este artista y Javier Panera en el verano de 2022 tras mostrarle una serigrafía con el mismo título, inspirada en la portada de un vinilo editado en 1983 por la banda de noise rock Sonic Youth, que hoy se considera una grabación de culto, dentro del género post-punk.

Los enunciados de las obras de Luis San Sebastián nunca son gratuitos, y se podría decir que en esta intrigante obra textual el artista ejerce al mismo tiempo de historiador y "archivista de tiempos líquidos", combinando la excitación por lo (re)descubierto con una carga de sentido crítico, que no excluye la acción iconoclasta de "matar a sus ídolos".

Tras la apariencia monocroma de inmaculado "blanco sobre blanco" de esta pieza realizada en aluminio lacado, vinilo, pintura blanca y barniz, que da título a su nueva exposición en la Galería Adora Calvo, el artista despliega un palimpsesto de referencias con las cuales se podría trazar una genealogía de las restricciones cromáticas en la historia de la pintura, que parten de la "Composición Suprematista" de Malevich (1918), pasando por la serie "White Painting" de Robert Rauschenberg (1951), que inspiró los 4'33'' de silencio de John Cage (1952), pasando por la monocromática "White Flag" (1955) de Jasper Johns y las "Cinco letras en neón blanco" de Joseph Kosuth (1965), hasta desembocar en la iconoclasta portada del  White Album  de The Beatles diseñado por Richard Hamilton (1968).

Confusion Is Sex (El eterno retorno)
La primera pregunta que se me ocurre al analizar las obras producidas por Luis San Sebastián para este proyecto  es si el término "pintura" todavía resulta preciso a la hora de encuadrar estos trabajos; particularmente las dos series que llevan por título: White Noise y Dead Paintings (to Steven Parrino), una coherente selección de piezas monocromas, -con apariencia de bajorrelieves-  realizadas en lona plástica, vinilo negro y barniz, montadas sobre bastidor de madera, en las que detectamos una irrefrenable vocación por producir tensiones en el dispositivo pictórico, aunque, paradójicamente, parezcan no estar reñidas con el amor a la pintura.

Confieso al respecto, que cada vez que se habla del "retorno de la pintura" me resulta inevitable no pensar en ese amor prohibido, tan intenso como fugaz, que de repente se esfuma... notas como se aleja -y sabes que lo mejor para ti, es que se vaya- pero, incluso cuando comprendes que lo has perdido para siempre, no logras quitártelo de la cabeza... y deseas que regrese una y otra vez...  "Confusion Is Sex" pensarán algunos, parafraseando de nuevo a Sonic Youth.

Con las muertes y resurrecciones de la pintura sucede algo parecido, son, como diría Greil Marcus: "como una mancha de carmín que se borra, pero permanece para siempre en tu subconsciente...".

La actividad pictórica ha oscilado en las últimas cuatro décadas entre la teatralidad y el ensimismamiento; el exhibicionismo y la iconoclasia; y en medio de esta dialéctica, Luis San Sebastián asume de modo premeditado una actitud retórica -no exenta de fina ironía-.

En este sentido, sin dejar nunca de ser un artista conceptual, lo que me parece más sorprendente de estos trabajos, es que la pintura aparece en ellos liberada de los discursos funerarios y las actitudes iconoclastas que la convirtieron en tabú. De hecho, lo que ha creado Luis San Sebastián para esta exposición tanto en términos materiales como conceptuales es pintura: cuadros monocromos, con pliegues y drapeados sorprendentemente sensuales, -dentro de su retórica restrictiva derivada del mínimal- entre cuyos intersticios parecen filtrarse esquirlas de crepitante feedback y siseos ambientales de ese "ruido blanco" al que alude el título de una de las series.

¡Hemos visto demasiado, escuchado demasiado, leído demasiado! 
Una vez que el arte y el rock construyeron su propia Historia (o su propio museo), podríamos decir que comenzó esa era posthistórica en la que tanto la música como el arte experimental renuncian a su papel generacional sin que quede sitio para aquella "angustia de la influencia" que atormentaba a tantos artistas.

Con estas premisas, detectamos que sobre cada una de estas "Pinturas moribundas"  de Luis San Sebastián planea una "cadena flotante de significados" que ponen sobre la mesa todas las disputas habidas sobre el estatuto de la pintura desde que comenzó a resquebrajarse su centralidad como territorio privilegiado de las artes plásticas: sus distorsiones, depuraciones, muertes e insistentes reciclajes y por supuesto, toda la historia de vejaciones en forma de: perforaciones, goteos, frotamientos, huellas,  incendios, rupturas de marcos, expansiones, postproducciones... Reconozcámoslo; hay algo de placer culpable -¿necrófilo?- en intentar reanimar un medio que ha sido declarado (no)muerto en tantas ocasiones...

Kill Yr Idols (again). Post-pintura Vs. Post-rock
Del mismo modo que en su serie Dead Paintings Luis San Sebastián plantea -con Steven Parrino como medium- una reflexión crítica en torno a los cimientos estructurales y conceptuales de la pintura, hasta llegar a reinventarla como "post-pintura", conviene recordar que, en el ecosistema musical de la No Wave,  en el que nacieron bandas como Sonic Youth, Swans o Electrophilia -en esta última Parrino tocaba la guitarra con la pintora Jutta Koether- el término "post-rock" significaba utilizar la instrumentación del rock para propósitos ajenos al propio rock: tocar las guitarras con afinaciones no convencionales, para alejarlas de sus raíces Rhythm & Blues y agredirlas con objetos como baquetas y destornilladores para lograr nuevos timbres y texturas sonoras vibrantes que las situaban más cerca de Fluxus que de los Ramones...

Estoy seguro de que -si aún siguiera entre nosotros- el bueno de Parrino estaría de acuerdo con Luis San Sebastián y conmigo, y juntos, proclamaríamos a coro:
"Si el mundo se desmorona... la pintura, al igual que una guitarra distorsionada, también debería vibrar hasta desmembrarse (...)"                                                                                
F. Javier Panera Cuevas