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La Galería Gema Llamazares presenta 'Pintura y espera' de Capi Cabrera

Galería Gema Llamazares

INAUGURACIÓN: viernes 06 julio, 20 horas

06 julio - 29 agosto, 2018
Gijón | Calle Instituto, 23 bajo

 

NOTA DE PRENSA

Por primera vez en Asturias la Galería Gema Llamazares presenta la obra del joven artista canario Capi Cabrera (Las Palmas de Gran Canaria, 1983) con su nuevo proyecto “Pintura y Espera”. La obra presentada es la progresión natural de un proceso de investigación donde el placer de pintar convive con la tensión de “lo desconocido”, lo que no se puede controlar. Para el artista, esta incertidumbre se convierte en una amiga; dando sentido a su proyecto, encontrando una forma de enlazar lo físico con lo espiritual. Es así como “Pintura y espera” se convierte en un binomio que nace de la observación y reflexión de esta forma de entender la práctica pictórica. Cabrera juega entre el contraste de materiales industriales con acabados superficiales como el acetato, el metacrilato o el caucho artificial y la calidez del gesto y su expresión. El uso de estos materiales y la posibilidad de transformación, implican un desapego de la imagen final, de la obra.

Predominando un claro posicionamiento sobre el valor, la importancia de los procesos y la investigación que pasan a ser más importantes que el resultado final. Siendo imposible entender la pintura sin la esp La aparente casualidad del trabajo expuesto es el resultado de aprender (des)haciendo, de saber intuir el acontecimiento antes de que se produzca; algo tan conmovedor como la necesidad del ser humano de conocerse en el mero vivir. El artista pinta sobre soportes livianos, transparente acetato de celulosa y metacrilato, la funciónde la cura, que no es el tema: es la utilidad de lo inútil, paradoja resuelta por Ordine en su precioso libro , al considerar útil todo aquello que nos ayuda a hacernos mejores, sin afán de lucro. Capi tiene gusto por la superficie brillante del esmalte sintético y el saturado rojo flúor. Conoce la importancia de la magia y el sentido de la técnica. Sabe de la mecánica de los fluidos. Los motores de su pintura son tres: la energía del desecho necesario, la mirada delicada y la síntesis entre el gesto y su huella. “Pintura y Espera” también es, quizá, metáfora del innegable muro, del plano sobre el cual el pintor proyecta su poética mientras acontece la vida. No expresa el tiempo. No representa el momento. Lo encapsula. Al voltear el acetato hace desaparecer los milímetros de la carga pictórica. Los brochazos reaparecen como en la pantalla iluminada del monitor. Ora detiene el gesto. Espera. Ora tensa el movimiento. Así nos enseña apenas, con juguetona metodología, la parte trasera de su pintura, los estratos ocultos, lo inusual de los hechos. John Berger, a propósito de la pintura y el tiempo, sostiene que el tiempo es un problema de elección. Sin duda la cuestión preocupa a nuestro artista: el cuándo siente que ha llegado a lo calculado, que ya ha cumplido su anhelo, tras el proceso de construcción (es indiferente si fue dulce y lento o acelerado y enérgico) del momento futuro: “En realidad, pese al ideal del pintor, estos momentos no pueden ser nunca enteramente definidos. La pintura nunca puede satisfacerlos en su totalidad. Lo cual no obsta para que todas las pinturas vayan dirigidas a esos momentos. ” Trabajar e investigar en series, con descanso, puede ser una estrategia positiva para paliar la desazón.

El pintar en cadena permite rescates de hallazgos efímeros o ensoñados. En absoluto silencio. Capi, concentrado y recogido en el taller, donde las capas de pintura marcan el ritmo de la tarde, labora sin música. Cuando se ha secado la última puede levantar el cuadro, doblarlo o plegarlo, decidir si está terminado. Misterioso cálculo. El momento futuro ha llegado. Contemplemos lo conseguido. 

Para más información, por favor contactar con comunicacion@gemallamazares.com